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transcurrido poco más de medio año desde que se formó nuevo Gobierno, y aunque es todavía muy pronto para hacer balance, probablemente ha pasado ya un tiempo suficiente para mirar con objetividad el estado actual de España.

Lo primero que hay que considerar es la situación en que se ha encontrado José María Aznar al recibir, por mandato constitucional, el encargo de formar Gobierno. La tarea que tenía por delante era enormemente difícil y conviene recordarlo porque, a pesar del poco tiempo transcurrido desde entonces, parece que a muchos se les ha olvidado. Basta pensar que el Partido Popular era el partido más votado (1), pero tenía una mayoría muy corta, 156 diputados, que ponía en riesgo su posibilidad de formar Gobierno y abría la indeseable posibilidad de que hubiera que celebrar nuevas elecciones en un momento tan imposible como era el mes de agosto. A esto se añadían las circunstancias muy graves en que estaba el país: una gran crispación, una pluralidad de asuntos ante los Tribunales en que estaban comprometidas en casos de corrupción muchas personas que habían ocupado cargos muy importantes en la Administración anterior, una situación económica que, aparte del endémico problema del paro, nos alejaba de Europa al no cumplir España en ese momento inguna de las condiciones de convergencia para acceder a la Unión Monetaria.

La solución todos sabemos la que fue, y era probablemente la menos mala para España: formar Gobierno y no someter al país en esas condiciones a otras elecciones. Y hacer ese Gobierno con el apoyo de las otras fuerzas que se autoproclamaban de centro: los partidos nacionalistas de Cataluña, Canarias y el País Vasco, ante las negativas de esas fuerzas a participar en un Gobierno de coalición, que hubiera sido la solución más estable.

Ese acuerdo se hizo con un pacto escrito y público (2) al que el resultado electoral (3) abocaba si se quería lograr la estabilidad necesaria para hacer frente a los problemas de alcance nacional citados antes. Eso permitió la formación de un Gobierno monocolor (4) del Partido Popular, que naturalmente era consciente de la dificultad de gobernar en minoría; y supuso y se hizo público en el discurso de investidura del nuevo presidente la modificación, inevitable, de los propósitos recogidos en el programa electoral del partido gobernante. A ese programa, que hubiera debido cumplirse si se hubiera alcanzado la mayoría que anunciaban las encuestas, le sustituyó necesariamente un programa de Gobierno más reducido, que asumió el presidente en su citado discurso.

Conviene recordar estos datos porque la difícil tarea que ha tenido y tiene ante sí el Gobierno, deriva de esas circunstancias objetivas producidas por la forma en que se distribuyó el voto de los españoles. No hay, por tanto, incumplimiento del programa electoral cuando no se hacen cosas que se hubieran hecho si se hubiera contado con una mayoría superior, y eso es lo que, sobre todo muchos votantes del PP que reaccionan con desilusión o críticas a algunas medidas del Gobierno, tienen que tener en cuenta.

Pero, como siempre sucede en política, todos tendemos a olvidar los condicionantes y a exigir que el Gobierno resuelva todos los problemas. A la fecha de hoy hay, si comparamos con la situación del momento electoral, unos cambios positivos evidentes o importantes: ha disminuido espectacularmente la crispación, y el ambiente político está más tranquilo a pesar de que siguen pendientes los procesos de corrupción que afectan a importantes personalidades del anterior Gobierno; ha desaparecido, con el nuevo, la corrupción que se había generalizado en las legislaturas anteriores, aunque siguen saliendo escándalos de aquella época; han mejorado de forma significativa los datos económicos básicos, empleo, inflación y déficit; y dentro de su continuada gravedad, a la lucha contra el terrorismo se está dando respuesta democrática y eficaz en los ámbitos nacional e internacional. Si recordamos que las preocupaciones de los españoles antes de las elecciones eran, por este orden, el empleo y la economía, la corrupción y el terrorismo, es evidente que el Gobierno ha obtenido progresos en esos campos, en el breve plazo que lleva.

 

 

hacer balance investidura (f)
encargo (m) encuesta (f) ,
poner en riesgo derivar de , -
crispación (f)
asunto (m) () tender a + inf. , -
Tribunal (m)
comprometerse legislatura (f)
endémico,
paro (m), desempleo (m) empleo (m)
convergencia (f) progreso (m) ,
, evidente
acceder , ámbito (m) ,
en el ámbito de ,
Unión Monetaria en el ámbito internacional
abocar ,




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