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El coronel no habló.




Eres caprichoso, terco y desconsiderado, repitió ella. Cruzó los cubiertos sobre el plato, pero en seguida rectificó supersticiosamente la posición. Toda una vida comiendo tierra para que ahora resulte que merezco menos consideración que un gallo.

 

-Es distinto ( ) - dijo el coronel.

-Es lo mismo - replicó la mujer -. Debías darte cuenta de que me estoy muriendo ( , ), que esto que tengo no es una enfermedad sino una agonía ( , , , ).

El coronel no habló hasta cuando no terminó de almorzar.

-Si el doctor me garantiza que vendiendo el gallo se te quita el asma, lo vendo en seguida ( ) dijo -. Pero si no, no.

Esa tarde llevó el gallo a la gallera. De regreso encontró a su esposa al borde de la crisis ( ). Se paseaba a lo largo del corredor ( ), el cabello suelto a la espalda, los brazos abiertos ( , ), buscando el aire por encima del silbido de sus pulmones ( ). Allí estuvo hasta la prima noche ( ). Luego se acostó sin dirigirse a su marido ( ).

Masticó oraciones hasta un poco después del toque de queda ( ). Entonces, el coronel se dispuso a apagar la lámpara ( ; disponerse). Pero ella se opuso (; oponerse).

-No quiero morirme en las tinieblas ( ) - dijo.

El coronel dejó la lámpara en el suelo ( ). Empezaba a sentirse agotado (). Tenía deseos de olvidarse de todo ( ), de dormir de un tirón cuarenta y cuatro días ( 44 ) y despertar el veinte de enero a las tres de la tarde ( ), en la gallera y en el momento exacto de soltar el gallo ( ). Pero se sabía amenazado por la vigilia de la mujer ( ).

Es la misma historia de siempre ( ), comenzó ella un momento después. Nosotros ponemos el hambre para que coman los otros ( ). Es la misma historia desde hace cuarenta años.

El coronel guardó silencio ( ) hasta cuando su esposa hizo una pausa para preguntarle si estaba despierto ( ). El respondió que sí. La mujer continuó en un tono liso, fluyente, implacable (, , ).

-Todo el mundo ganará con el gallo, menos nosotros ( , ). Somos los únicos que no tenemos ni un centavo para apostar ( ).

-El dueño () del gallo tiene derecho a un veinte por ciento ( ).

-También tenias derecho a que te dieran un puesto cuando te ponían a romperte el cuero en las elecciones ( ) - replicó la mujer -. También tenías derecho a tu pensión de veterano después de exponer el pellejo en la guerra civil ( ). Ahora todo el mundo tiene su vida asegurada ( ) y tú estás muerto de hambre, completamente solo ( ).

-No estoy solo - dijo el coronel.

 





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