Un estudio epidemiológico señala que es más grave la exposición cotidiana que los picos de polución
48.000 personas cada año mueren prematuramente en Francia a causa de la contaminación atmosférica. Es la tercera causa después del tabaco y el alcohol. Este es el resultado de la investigación realizada por la agencia Salud Pública Francia y publicada este martes. El dato llega en un momento particularmente sensible para Francia, un país empeñado en transformar su modelo energético con drásticas medidas tendentes a acabar con los más nocivos contaminantes del aire como el diésel.
El cielo nublado en París, este martes |
Como parece lógico, los efectos más perjudiciales para la salud se registran en las grandes ciudades, donde la esperanza de vida se puede reducir hasta en quince meses. Pero tampoco las áreas rurales quedan libres de la amenaza. En Francia, la esperanza de vida se recorta hasta en nueve meses en las áreas menos urbanizadas. Esto se debe a la contaminación que generan las ciudades e industrias próximas, pero también a los métodos agrícolas utilizados. "Es uno de los aspectos más novedosos de este estudio", explica Sylvia Medina, coordinadora del proyecto de vigilancia de aire y salud de la agencia francesa.
El estudio publicado arroja un resultado más preocupante: el nuevo análisis señala como principal causante del perjuicio para la salud a las partículas finas PM2,5 justamente las que convierten al diésel en un combustible especialmente dañino. Los resultados de este estudio son extrapolables a otros países y ciudades, indica Medina. El análisis europeo señala que hay varias ciudades españolas con más micropartículas en el ambiente que París, como es el caso de Barcelona, Valencia, Sevilla y Granada. Madrid no participaba.
Francia ha iniciado la batalla contra los combustibles fósiles y a favor de las energías alternativas. En la capital, París, ya no pueden circular los vehículos pesados de más de catorce años. Desde el 1 de julio próximo tampoco podrán entrar en la ciudad (en horarios laborales) los coches diésel de más de veinte años.
“Los resultados demuestran que los escenarios más ambiciosos de reducción de la contaminación logran importantes beneficios para la salud”, dice el estudio de esta agencia inscrita en el Ministerio de Sanidad. “Si el conjunto de los ayuntamientos lograra reducir las partículas finas al mismo nivel que las poblaciones menos contaminadas, se podrían evitar 34.000 muertes cada año, con una ganancia de esperanza de vida de nueve meses”, añade Medina. "Se pueden tomar medidas para reducir muertes prematuras y, sobre todo, mejorar la calidad de vida de la gente".
El estudio propone como soluciones las ya conocidas y puestas en marcha con mayor o menor intensidad: modificar la composición de los carburantes, imponer peajes urbanos, fomentar el uso de la bicicleta, reducir el uso del coche y bajar las emisiones industriales. Las micropartículas penetran en el aparato respiratorio y de ahí entran en la corriente sanguínea. Producen problemas respiratorios, pero también favorecen enfermedades cardiovasculares y el desarrollo del cáncer, sobre todo de pulmón.
GABRIELA CAÑAS