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Nada - respondió el coronel -. Pero ahora no importa. Los muchachos se encargarán de alimentar al gallo.




 

-Espérese y le presto un paraguas ( ), compadre.

Don Sabas abrió un armario empotrado en el muro de la oficina ( ). Descubrió un interior confuso ( ), con botas de montar apelotonadas ( ), estribos () y correas () y un cubo de aluminio lleno de espuelas de caballero ( ). Colgados en la parte superior ( ), media docena de paraguas () y una sombrilla de mujer ( ). El coronel pensó en los destrozos de una catástrofe ( ).

Gracias, compadre, dijo acodado en la ventana ( ). Prefiero esperar a que escampe (). Don Sabas no cerró el armario ( ). Se instaló en el escritorio dentro de la órbita del ventilador eléctrico ( ). Luego extrajo de la gaveta una jeringuilla hipodérmica envuelta en algodones ( ). El coronel contempló los almendros plomizos ( ) a través de la lluvia. Era una tarde desierta ().

-La lluvia es distinta desde esta ventana ( ) dijo -. Es como si estuviera lloviendo ( ) en otro pueblo.

-La lluvia es la lluvia desde cualquier parte ( ) - replicó don Sabas. Puso a hervir la jeringuilla ( , ) sobre la cubierta de vidrio del escritorio - ( ). Este es un pueblo de mierda ( , ).

El coronel se encogió de hombros ( ). Caminó hacia el interior de la oficina: un salón de baldosas verdes ( ) con muebles forrados en telas de colores vivos ( ). Al fondo, amontonados en desorden ( , ), sacos de sal ( ), pellejos de miel ( ) y sillas de montar (). Don Sabas lo siguió con una mirada completamente vacía ( ).

-Yo en su lugar no pensaría lo mismo ( ) - dijo el coronel.

 

Espérese y le presto un paraguas, compadre.

Don Sabas abrió un armario empotrado en el muro de la oficina. Descubrió un interior confuso, con botas de montar apelotonadas, estribos y correas y un cubo de aluminio lleno de espuelas de caballero. Colgados en la parte superior, media docena de paraguas y una sombrilla de mujer. El coronel pensó en los destrozos de una catástrofe.

Gracias, compadre, dijo acodado en la ventana. Prefiero esperar a que escampe. Don Sabas no cerró el armario. Se instaló en el escritorio dentro de la órbita del ventilador eléctrico. Luego extrajo de la gaveta una jeringuilla hipodérmica envuelta en algodones. El coronel contempló los almendros plomizos a través de la lluvia. Era una tarde desierta.

La lluvia es distinta desde esta ventana dijo -. Es como si estuviera lloviendo en otro pueblo.

La lluvia es la lluvia desde cualquier parte - replicó don Sabas. Puso a hervir la jeringuilla sobre la cubierta de vidrio del escritorio -. Este es un pueblo de mierda.

El coronel se encogió de hombros. Caminó hacia el interior de la oficina: un salón de baldosas verdes con muebles forrados en telas de colores vivos. Al fondo, amontonados en desorden, sacos de sal, pellejos de miel y sillas de montar. Don Sabas lo siguió con una mirada completamente vacía.





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: 2017-02-25; !; : 301 |


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