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EL PROCESO DE TRADUCCIÓN




Ya hemos visto la importancia de distinguir traducción como proceso y traducción como resultado.

Es importante tener en cuenta el proceso llevado a cabo en el acto de traducir, conocer los procedimientos seguidos en las decisiones tomadas durante este acto. Además, con vistas al proceso de enseñanza y aprendizaje de la traducción, habrán de definirse también las etapas del proceso de traducción.

Evidentemente, no puede entenderse la traducción como una simple transcodificación, de ser así bastaría con conocer cada uno de los códigos y el proceso sería prácticamente automático. Parece que también está claro que en la traducción de textos en las lenguas naturales, el traductor debe desentrañar el sentido del texto de la lengua de origen a fin de reproducirlo con los medios de la lengua término.

García Yebra distinguía en el proceso de traducción una primera fase semasiológica de comprensión y una fase onomasiológica de expresión.

En la comprensión, el traductor actúa como receptor en la lengua de origen y busca el sentido del texto original. Debe ser un lector extraordinario que se acerque todo lo posible a la comprensión total del texto, algo considerado inalcanzable.

En la fase de expresión, el traductor actúa como emisor en la lengua término y busca las palabras y expresiones capaces de reproducir lo que comprendió del texto original.

Considera García Yebra que esta es la auténtica traducción: el traslado del contenido del texto original al nuevo texto construido con elementos de la lengua término.

C E à LO à TLO (=R) C E à LT à TLT (=R) C

 

Encontramos, por una parte, la realidad extralingüística (R) que transmite estímulos al hombre. Los estímulos provocan la comprensión (C) si traspasan esos obstáculos.

La expresión (E) también tiene una barrera porque no siempre podemos expresar lo que hemos comprendido. La mejor forma de expresarnos es mediante el lenguaje y el producto de esta expresión será siempre un texto. Dicho texto en la lengua de origen constituye una realidad de segundo grado (R) (derivada de una realidad auténtica).

El siguiente paso es la comprensión del autor que actúa sobre esa realidad de segundo grado. Su comprensión estará limitada a sus capacidades intelectuales, a su propia visión del mundo, etc.

Así, el proceso desarrollado por el autor concluye con el texto en lengua de origen. Es en la comprensión de los lectores donde se suele clausurar el proceso iniciado en la comprensión original.

A esto puede seguir un nuevo proceso expresivo, bien mediante la paráfrasis, o bien mediante la traducción.

Mediante la paráfrasis, el lector del texto en lengua origen tiende a comunicar lo que ha comprendido de éste. Su comunicación suele ser una conversación ordinaria, un comentario a un miembro / s de la comunidad lingüística o de otras comunidades desconocedoras de la lengua origen, pero no se puede dar el nombre de traducción.

La traducción surge cuando este lector siente, en relación con otros miembros de una comunidad lingüística cuya lengua conoce, el deseo de comunicar con la mayor exactitud posible el contenido del texto en lengua origen. Así, se inicia el proceso de traducción en E, que a través de la lengua término culminará con un texto en lengua término que supondrá una realidad de tercer grado. La comprensión que sigue es la meta natural de la traducción (C). Para esta comprensión, el traductor necesita de la intuición, pero ésta puede no ser suficiente y habrá que llegar a un conocimiento científico o técnico. Igualmente, para que el traductor pueda alcanzar la comprensión del texto en lengua origen habrá de pasar por la lengua origen para conocer el sistema lingüístico en que este texto se ha producido.

Esto se basa en la fundamentación de que la teoría sí es necesaria. Considera García Yebra que este sistema lingüístico funciona simultáneamente en tres planos, que son los que hay que alcanzar para comprender un texto:

Fónico: esencial para el intérprete y generalmente sólo posee valores estéticos para el traductor.

Léxico: significado sin más de los signos lingüísticos.

Gramatical: atenderá a las posibles modificaciones de significado de estos:

    • Signos lingüísticos debido a las formas variables que adoptan, con lo que estaríamos en un aspecto morfológico.
    • O bien atendiendo a las relaciones que establecen entre sí los signos lingüísticos y precisando la función de cada uno de ellos en el enunciado, con lo que estaríamos en un aspecto sintáctico.

Aunque en notas a pie de página reconoce la implicación del plano pragmático como actualizador en el habla de los significados potenciales que tienen los signos lingüísticos en el plano de la lengua.

Niday Taber consideran que hay fundamentalmente dos sistemas de traducción:

1. Establecer una serie de reglas que se han de aplicar estrictamente y cuya finalidad será la de determinar qué debe hacerse con cada elemento / conjunto de elementos de la lengua origen para elegir adecuadamente la forma correspondiente en la lengua término. Estas reglas se aplicarían a la estructura superficial de la lengua. Algunos teóricos dicen que el mejor modo de efectuar ese proceso de selección de los elementos adecuados es recurrir a la mediación de unas estructuras de la lingüística neutral y universal para que podamos utilizar ese punto universal de referencia para todas y cada una de las lenguas:

A(lengua) (X)(punto de referencia común a ambas lenguas) B(lengua)

2. Sistema de traducción de tres estadios:

    1. Análisis: se examina el mensaje tal como se da en la lengua A. En él se determinarán todas las reglas de sentido tanto referencial como connotativa que se dan por las palabras y combinaciones de palabras.
    2. Transferencia: este material dualizado pasa en la mente del traductor de la lengua A a la lengua B.
    3. Reestructuración: el material transferido es reestructurado para conseguir que el mensaje final sea aceptable en lengua término.

(LO) (LM)

A B

       
   
 
 

 


Análisis Reestructuración

 

X Transferencia Y

 

Lo principal en este esquema es que, por primera vez, se abandone el sistema de dos fases. Hay un momento intermedio que hace que el proceso de traducción se complete en tres fases.

Este segundo esquema es considerado por Niday Taber como más eficiente a la hora de dominar las técnicas para traducir. Entienden que las complejas estructuras superficiales de una lengua se construyen a partir de unos núcleos o proposiciones nucleares, que son elementos estructurales básicos en donde más coinciden unas lenguas con otras.

Por ello, nos aconsejan reducir el texto origen a su estructura básica, lo que hará posible transferir estas estructuras más fácilmente y sin distorsiones a las estructuras de la lengua término del texto pudiendo después generar la expresión que sea semántica y estilísticamente igual.

Fue un modelo que tuvo una amplia difusión en los años setenta (modelo transformacional). En él hay una primera transformación intralingüística (dentro de la misma lengua origen) y una transformación interlingüística (en la mente pasan las estructuras nucleares de la lengua origen a la lengua término), y de nuevo, una transformación intralingüística (en la lengua término).

Una adaptación al modelo transformacional es la propuesta por Vázquez Ayora en su Introducción a la Traductología. Según éste, el mecanismo transformacional nos permite descender desde la estructura lineal del discurso hasta las estructuras prenucleares que le sirvieron de base.

Se trata de un modelo muy similar al de Nida y Taber, solo que al análisis se le llama reducción (de la expresión del TLO, en términos de estructuras prenucleares); a la transferencia, traslado; y a la reestructuración, transformación.

Las principales críticas al modelo de Nida son que el texto origen no cambia nunca en su concepción, cuando hoy en día en lo que más se insiste es en que siempre hay huecos en un texto que hacen variable su interpretación y recepción.

Al analizar las distintas definiciones de traducción, al averiguar los factores que se conjuntan en el proceso de traducción, se consideran dos grupos fundamentales:

1. Los fundados en un punto de vista lingüístico: se considera la traducción como una simple transferencia de contenidos de una lengua a otra. Sólo es importante el contenido informativo, no tiene en cuenta otros factores. Las definiciones ofrecidas se centran en la lengua y presentan una concepción despersonalizada del traducir; nunca están explícitas las personas que intervienen en el proceso.

2. Los planteados desde un punto de vista pragmático: donde la traducción es concebida como un acto complejo de comunicación. Así, para traducir no basta con el conocimiento de las lenguas, sino que se hace imprescindible el conocimiento de las circunstancias culturales, históricas y sociológicas de los receptores a quienes va dirigida la traducción; es imprescindible tener en cuenta lo que se conoce como la comunicación no verbal que son valores situacionales y culturales. De este modo, en el texto de partida se podrá distinguir entre lo que aparece allí codificado, lo que el productor emisor ha querido comunicar y lo que ha entendido el receptor.

De esta manera es como se está imponiendo la idea de que la traducción es un acto complejo de comunicación. Complejo porque en él intervienen más elementos que en un simple acto de comunicación directa entre un emisor y un receptor. En el proceso de traducción, se necesita una especie de catalizador (traductor) que, además de receptor 1 se convierte en receptor 2 y efectúa un cambio de texto 1 a texto 2.

Así, Mercedes Tricás concibe la traducción como un acto de comunicación que pretende reproducir el sentido de un mensaje mediante la creación en otra lengua de un mensaje equivalente con una función comunicativa similar y expresado en la forma más adecuada posible para que pueda ser entendido por un nuevo lector en una nueva situación. En los elementos de esta definición encontramos una doble vertiente operativa:

ü Análisis / interpretación del texto en la lengua origen: para usar los elementos claves del mismo.

ü Reconstrucción: mediante la elección de elementos apropiados en la lengua término del mismo espacio textual en un nuevo sistema lingüístico.

A partir de esta concepción comunicativa, han surgido ideas sobre traducir que acentúan su interés por algunos de los elementos del proceso; por ejemplo: la función de la traducción; destinatarios de la misma. El éxito o el fracaso de la actividad traductora dependerán en gran medida de las aptitudes translativas del traductor, su competencia, etc.

Pilar Elena García siguiendo el modelo de factores de Reissy Vermeer hace un esquema en el que muestra todos los elementos que concurren en la traducción. El traductor en el centro es el eje central del proceso translativo y debe tomar las decisiones durante el transcurso del proceso. Esta tarea del traductor se puede descomponer en dos fases:

1. Comprensión del original. Analizar el texto de LO sintáctica, semántica y pragmáticamente. Los factores que intervienen en esta primera parte son emisor (E1) (que dirige hacia el receptor una oferta informativa). Habrá también un texto en la LO para cuya comprensión será preciso considerar su carácter individual por una parte, es decir, las elecciones particulares que puede haber tomado el autor para verbalizar su oferta informativa, y además habrá que considerar el tipo y categorías de texto, es decir, las características que corresponden a cada categoría y tipos de textos.

El contexto situacional influye en la oferta de comunicación y podemos considerar en él las circunstancias de lugar / tiempo en las que viven el emisor y el receptor. El contexto socio cultural de la comunidad de la LO en el que se halla inmerso todo el conjunto de la comunicación.

No es sólo la estructura de la lengua, ni siquiera la del texto la que guía al emisor a elegir tal o tal signo. Influyen el uso habitual de la lengua, los conocimientos previos que el emisor supone de los receptores y los conocimientos de fondo de la cultura misma.

El receptor también es parte integrante en la producción del texto ya que el emisor/ autor escribe pensando en un grupo de receptores potenciales y el traductor, en este punto, tenemos que considerarlo como uno de los receptores del texto de LO.

2. Reverbalización en LT: en esta fase se seleccionan y eligen los equivalentes potenciales de LO y se actualizarán en un texto de la lengua término. La labor de emisor2 consiste en hacer llegar a los receptores lo comprendido a través del análisis global del texto. Con él se pone en marcha el primer eslabón de la cadena comunicativa y la oferta informativa que el traductor o E2 dirige a los receptores de la traducción (R2): se encontrará dentro de otro contexto situacional y de otro contexto socio-cultural. También la lengua a la que se traduce puede plantear problemas por sus características.

Las convenciones textuales pueden diferir de una lengua a otra. Incluso la función de la traducción puede ser distinta a la del TO.

El traductor es el eje central del proceso y él es el que inicia el proceso translativo con la fase de comprensión.

En el análisis pormenorizado del TO con el fin de obtener los datos necesarios que permiten la posterior reverbalización en un texto en LT. Mercedes Tricásafirma que se deben distinguir dos partes: comprensión e interpretación.

Aunque muchos traductores pretenden centrar su trabajo en la comprensión, comprender e interpretar constituyen dos procesos netamente diferenciados:

Comprender requiere una competencia meramente lingüística de orden semántico que nos permita el acceso a la significación de los elementos verbales del texto.

Interpretar requiere una competencia de análisis textual que permita desentrañar el conjunto de relaciones que los distintos enunciados establecen entre sí y de esta manera dilucidan el contenido pragmático del conjunto del texto (por ejemplo la intencionalidad con que el autor construyó el texto).

Descodificar un mensaje supone mucho más que identificar lo que éste dice y que significa también identificar el objetivo del texto (para qué y quién fue escrito).

Es necesario también saber si el texto es básicamente informativo y la información que transmite es de material objetivo o en cambio son conceptos abstractos. Si es expresivo e intenta crear una impresión de belleza o comunicar lo más íntimo del autor o, sin embargo, si se trata de un texto fundamentalmente vocativo y su principal objetivo es estimular las emociones del lector.

Descodificar un texto también significa analizar su estilo, el registro utilizado, el peculiar uso de la lengua del autor, el dialecto elegido, la identificación de los fenómenos culturales implicados, etc. Todos estos factores contribuyen a la comprensión global y detallada del texto. Teniéndolos en cuenta en la segunda fase (codificación) el traductor debe reproducir en un lenguaje correcto no sólo el contenido informativo sino también todos estos rasgos de la comunicación original. Está en cierto modo obligado a respetar las características del TLO, transferir el tono original creado por el texto de la LO buscando siempre producir un efecto lo más parecido posible en el lector.

Mencionaremos algunas matizaciones desde el punto de vista de la escuela del sentido y de la hermenéutica.

Hurtado Albir desde su concepción del proceso de traducción, concibe la comprensión como un proceso mental del receptor que en este caso es el traductor. Éste interviene con su saber lingüístico y extralingüístico utilizando de este saber lo que resulte pertinente para efectuar el proceso correctamente. Ya vimos y mencionamos que el resultado final de este proceso es el sentido considerado como la síntesis no verbal del proceso (es decir, la elaboración cognoscitiva que el traductor efectúa a partir de la confluencia de todos los elementos, tanto lingüísticos como extralingüísticos, que están presentes en el acto de comunicación; por esto es por lo que se considera una fase de desverbalización).

El proceso de desverbalización es, por una parte, la parte final del proceso de comprensión y, por otra, la intermediaria en el proceso de traducción y permite inaugurar la tercera fase que será la de reexpresión.

El proceso de traducción se compone de tres fases: comprensión, desverbalización y reexpresión, en donde el traductor realiza la doble labor de receptor y emisor.

El funcionamiento correcto guarda estrecha relación con el funcionamiento correcto de los procesos de comprensión y desverbalización de cualquier comunicación unilingüe. El traductor ha de captar bien el TO. En esta captación del sentido, tiene que conocer el querer decir del autor y su intención comunicativa y en su reformulación ha de utilizar adecuadamente los medios de llegada para expresar ese sentido, pensando además en su destinatario, en lo que éste puede o no comprender y procurando que capte el sentido y perciba los mismos efectos que el destinatario de TO.

Desde la perspectiva hermenéutica podemos hacer algunas matizaciones a las diferentes fases del proceso de traducción:

¯ 1ª etapa = Análisis y comprensión: para analizar y comprender los elementos que intervienen en el TO, el traductor actúa como lector y para realizar una lectura hermenéutica del texto habrá que tomar previamente tres opciones:

o Distinguir entre un texto que afecta al lector (literario, divulgación cultural) y un texto que propone al lector acercarse a él (filosófico, científico, técnico).

o Concretar si el texto objeto de traducción es de vocación universitaria (extensivo a cualquier lengua /cultura) o en cambio se trata de un texto particularista (arraigado en un determinado contexto socio cultural). Pero estos rasgos no tienen relación paralela con los textos que se acercan al lector o a los que el lector se tiene que acercar (por ejemplo la Biblia que es un texto particularista accesible a todos o un texto científico que es universalista pero restringido a un ámbito particular de personas).

o Centrar la atención en el mundo del texto propiamente dicho y concretar quién escribe el texto, para quién lo escribe (lector potencial) y cómo lo hace. Hay que distinguir entre la intencionalidad del autor y la fijación de ésta en el texto.

¯ 2ª etapa = de transferencia e interpretación. Nos centramos en la estructura interna del texto buscando equivalentes en la LT para todos aquellos elementos significativos detectados en la etapa anterior. Para ello es preciso tener presente que hay una serie de prioridades que han de ser potenciadas frente a otras en caso de posibles conflictos. En definitiva, una vez que se toman las decisiones que contextualizan la labor de la traducción, ahora en esta etapa se lleva a cabo un análisis pormenorizado detectando los problemas de traducción del texto en cuestión, al atender un triple proceso de hermenéutica que se centra en la figura del autor, el mundo del texto y del lector.

A. Hermenéutica del autor: decidir si el autor es relevante o no en el texto original, y determinar si el traductor ha de respetar o no dicha entidad en el proceso de traducción.

B. Hermenéutica del texto: en la que se trata de acercar al texto atendiendo a los siguientes motivos:

1. Búsqueda de equivalentes desde el punto de vista terminológico o conceptual.

2. Contextualización del texto: En ocasiones el traductor dialoga con otros textos, lo cual es preciso tener en cuenta para comprender los argumentos presentes en el texto que traducimos (para la traducción de una manual de informática es preciso conocer las versiones anteriores).

3. Elemento estructural y sintáctico del texto: Atender a su estructura interna, organización sintáctica... ya que es preciso buscar una relación que sea lo más natural posible en la LT.

4. Elemento cultural: Atender al concepto socio cultural en el que se ha escrito el texto para comprender en qué medida encontramos equivalentes en el texto de la LT.

5. El estilo: no ser traidores al continente del TO.

C. Hermenéutica del lector: Es necesario tener muy presente a qué lectores nos dirigimos en la LT cuando buscamos los equivalentes adecuados en dicha lengua.

¯ 3ª etapa = Reestructuración. Se evalúa si el traductor ha llevado a cabo correctamente las etapas anteriores. Tener presentes las decisiones interpretativas anteriormente tomadas con objeto de llevar a cabo una relación coherente con los supuestos de los que partió en el inicio del análisis de TO; para analizar los posibles problemas de la creación del texto habría que repetir por tanto las mismas variables que se han tenido en cuenta en las etapas anteriores: atender a la figura del autor, del mundo del texto y del lector.

Como vemos, nada es sistematizable desde el punto de vista hermenéutico ya que todo depende de las decisiones del traductor ante las tres variables: autor, texto y receptor en cada una de las etapas del proceso.

El punto de vista hermenéutico nos parece válido si se tienen en cuenta los principios fundamentales del modelo de los factores que hemos visto:

La relación TO Y TM no tiene por qué quedar reflejada en una correspondencia biunívoca de sus componentes.

Una translación no se limita a tratar fenómenos lingüísticos formales sino que implica un proceso lingüístico de transformación cultural que, como tal, incluye una transferencia lingüística.

El texto tiene su finalidad propia y el traductor como un receptor del TO informa a continuación como productor del TM. Esta información se produce según las expectativas que tienen el traductor y su cliente con respecto a los receptores del texto final y su situación. El traductor no pretende ofrecer exactamente la misma información sino la cantidad de información que estime necesaria para los receptores del texto final y de la manera que considere óptima teniendo siempre en cuenta que se trata de la traducción del texto de partida.

 

COMPETENCIA TRADUCTORA

 

Es el sistema o conjunto de conocimientos, habilidades, destrezas y actitudes necesarias para traducir. Hablamos de macrocompetencias, que se desglosan en distintas subcompetencias que interactúan entre sí y que en conjunto son necesarias para el correcto ejercicio profesional de la traducción.

1. Competencia bilingüe o comunicativa y textual

Debemos conocer al menos dos lenguas y dos culturas, que comprenden la fase de CO (comprensión del original) y RM (reexpresión del texto meta).

Tenemos que poseer también el conocimiento de las convenciones textuales (cambio de las cifras, comas, puntos, etc.) De las lenguas y culturas con las que trabajamos.

2. Competencia cultural

Comprende no sólo el conocimiento enciclopédico con respecto a los países donde se hablan esas lenguas, sino también un conocimiento de los valores, mitos, creencias, comportamientos de esas culturas y sus representaciones. Cuanto más alejadas estén esas culturas, más cambiarán los valores y los mitos.

3. Competencia temática

Comprende los conocimientos básicos sobre los campos temáticos en los que trabaja el traductor, los cuales le permiten acceder a la comprensión del texto o a la documentación que emplee para entender ese texto. Por ej., en traducción jurídica deberemos tener nociones básicas de derecho.

Esta competencia no la tenemos por qué poseer ya, se adquiere con la experiencia y ejercicio profesional.

4. Competencia instrumental y profesional

Comprende el uso de fuentes documentales de todo tipo, saber buscar la terminología propia de cada texto, gestionar las bases de datos, saber aplicar la informática a nuestra profesión windows, word, internet, correo electrónico, etc. (básicas), memorias de traducción, bases de datos, etc. (específicas).

También comprende los conocimientos básicos para la gestión del ejercicio profesional: condiciones fiscales, cómo haber un presupuesto, factura, etc. Así como la deontología (ciencia o tratado de los deberes), posibilidades de asociacionismo profesional, etc.

5. Competencia psicofisiológica

Comprende el conocimiento o la conciencia crítica de ser traductor. Debemos tener confianza en nuestro trabajo y en nosotros mismos. Tenemos que tener la capacidad de atención, memoria, trabajo, audición, etc.

6. Competencia interpersonal

Capacidad para interrelacionarnos, de trabajar en equipo no sólo con otros traductores o profesionales del rango, sino que también tenemos que saber cómo relacionarnos con nuestros clientes (empleadores, destinatarios, etc.) Y cómo ponernos en contacto con los profesionales del tema de la traducción en cuestión.

7. Competencia estratég ica

Comprende todos los procedimientos que se aplican a la organización y realización del trabajo, a la identificación y resolución de problemas. También tenemos que saber autoevaluar nuestro trabajo y ser capaces de tomar decisiones autónomas para recorrer con éxito el proceso traductor.

El traductor lleva a cabo un complejo proceso mental para traducir. Se trata de interpretar para después reexpresar y comunicar. La definición de traducción que vamos a utilizar va a tener un carácter inclusivo, es decir, incluye los tres apartados.

Las habilidades y competencias que tengan los profesionales del sector y que se exigen a un traductor moderno se concretan en las siguientes:

ü La gramatical, en las lenguas fuentes y de destino.

ü La sociocultural, sobre las peculiaridades sociales de las dos lenguas y sobre los contextos en los que se han producido y van a circular los documentos.

ü La comunicativa, para entender las condiciones de comunicación en que se crea el documento original y reflejarlas en lo traducido.

ü La específica sobre la materia de la que trata el documento para los traductores especializados.

ü La literaria y artística para saber redactar con gracia y estilo para los traductores literarios.

A estas aptitudes hay que añadir algunas propias de verdaderos gestores de la información.

Los traductores del siglo XXI usan Internet, en buena medida para resolver dudas y problemas de información y documentación, ya que los traductores (tanto los literarios como los especializados) no traducen entre lenguas, para lo que bastaría el auxilio de buenos diccionarios, si no entre culturas. Y para resolver los problemas que les plantea una traducción, deberán buscar las fuentes documentales idóneas. Su éxito dependerá de varios factores:

Haber identificado correctamente el problema de la traducción y por tanto saber qué buscar exactamente.

La accesibilidad de las fuentes de información.

El tiempo de que disponga.

Sus conocimientos previos sobre el tema.

Su habilidad para recuperar información e instrumentos (generales y especializados) en Internet.

En el caso de los usuarios que deseen comprender un documento y traducirlo mejor o peor para su propio consumo, los factores anteriores se convierten para ellos en los siguientes problemas:

No identifican los "problemas de la traducción" para los que se han de proponer las mejores soluciones; simplemente no "comprenden" determinadas partes o frases del documento, y han de buscar la manera de obtener la información que les permita entender lo que el documento explica.

Pueden desconocer las fuentes de información existentes sobre la materia (diccionarios especializados, gramáticas, corpus, etc.)

Su tiempo puede ser muy escaso o muy amplio, en función de para qué necesitan el documento traducido (no es lo mismo traducir un cómic para su disfrute en el tiempo libre que traducir un informe económico para tomar decisiones de trabajo inmediatas).

Los conocimientos previos suelen ser la base que permite a los usuarios "atreverse" con la traducción de documentos especializados (de su campo de trabajo o científicos), aunque sus conocimientos del idioma original no sean profundos.

Independientemente de su habilidad con Internet, puede disponer de muchos recursos informativos sobre el tema del documento, pero ninguno sobre el ámbito de la traducción (y ahí es donde pueden ayudar los documentalistas, preparando listados de recursos útiles).

 


 





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