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Ya tomé - mintió el coronel-. Todavía quedaba una cucharada grande.




 

1.

Gabriel García Márquez (Aracataca, Colombia, 1928) es la figura más representativa ( ) de lo que se ha venido a llamar (, ) el realismo mágico hispanoamericano ( ). Aún antes de escribir Cien años de soledad ( ) (novela ya publicada por El Mundo en la colección Millenium I) (, El Mundo 1), donde recrea la geografía imaginaria de Macondo, ( ) un lugar aislado del mundo ( ) en el que realidad y mito se confunden ( ), era ya autor de un conjunto de obras ( ) que tienen directa relación con esta narración ( ). Otras obras memorables son ( ( )): El coronel no tiene quien le escriba ( , ), El otoño del patriarca ( ), Crónica de una muerte anunciada ( ), El amor en los tiempos del cólera ( ) y varias colecciones de cuentos magistrales ( / / ). En 1982 recibió el Premio Nobel de Literatura ( ).

Consideradas a veces las obras anteriores a Cien años de soledad ( ) como acercamiento o tentativa de la gran novela que habría de llegar ( ), cada vez más la crítica subraya el valor ( ) que, en sí mismos, poseen esos títulos tempranos ( ), que no primerizos ( ), de García Márquez, por encima de los elementos que los conectan con su gran novela (- , = ). Tal es el caso de El coronel no tiene quien le escriba ( , ), segundo de sus libros ( ).

 

Gabriel García Márquez (Aracataca, Colombia, 1928) es la figura más representativa de lo que se ha venido a llamar el realismo mágico hispanoamericano. Aún antes de escribir Cien años de soledad (novela ya publicada por El Mundo en la colección Millenium I), donde recrea la geografía imaginaria de Macondo, un lugar aislado del mundo en el que realidad y mito se confunden, era ya autor de un conjunto de obras que tienen directa relación con esta narración. Otras obras memorables son: El coronel no tiene quien le escriba, El otoño del patriarca, Crónica de una muerte anunciada (volumen número 5 de esta colección), El amor en los tiempos del cólera y varias colecciones de cuentos magistrales. En 1982 recibió el Premio Nobel de Literatura. Consideradas a veces las obras anteriores a Cien años de soledad como acercamiento o tentativa de la gran novela que habría de llegar, cada vez más la crítica subraya el valor que, en sí mismos, poseen esos títulos tempranos, que no primerizos, de García Márquez, por encima de los elementos que los conectan con su gran novela. Tal es el caso de El coronel no tiene quien le escriba, segundo de sus libros.

2. El coronel no tiene quien le escriba

El coronel destapó el tarro del café ( ; tapa - ) y comprobó que no había más de una cucharadita ( , , = ; cuchara - ). Retiró la olla del fogón ( ), vertió la mitad del agua en el piso de tierra ( ), y con un cuchillo raspó el interior del tarro sobre la olla ( ) hasta cuando se desprendieron ( , ) las últimas raspaduras del polvo de café revueltas con óxido de lata ( ).

Mientras esperaba a que hirviera la infusión ( , ), sentado junto a la hornilla de barro ( ) cocido en una actitud de confiada e inocente expectativa ( ), el coronel experimentó la sensación ( ) de que nacían hongos y lirios venenosos en sus tripas ( ). Era octubre ( ). Una mañana difícil de sortear ( ; sortear ) aun para un hombre como él que ( , , ) había sobrevivido a tantas mañanas como ésa ( ; vivir - ). Durante cincuenta y seis años ( 56 ) - desde cuando terminó la última guerra civil ( , ) - el coronel no había hecho nada distinto de esperar ( = , ). Octubre era una de las pocas cosas que llegaban ( , ).

Su esposa levantó el mosquitero cuando lo vio entrar al dormitorio con el café ( , ; dormir - ). Esa noche había sufrido una crisis de asma ( ; sufrir - ) y ahora atravesaba por un estado de sopor ( ; atraversar ; estado - ). Pero se incorporó para recibir la taza ( , ).

 

El coronel destapó el tarro del café y comprobó que no había más de una cucharadita. Retiró la olla del fogón, vertió la mitad del agua en el piso de tierra, y con un cuchillo raspó el interior del tarro sobre la olla hasta cuando se desprendieron las últimas raspaduras del polvo de café revueltas con óxido de lata.

Mientras esperaba a que hirviera la infusión, sentado junto a la hornilla de barro cocido en una actitud de confiada e inocente expectativa, el coronel experimentó la sensación de que nacían hongos y lirios venenosos en sus tripas. Era octubre. Una mañana difícil de sortear, aun para un hombre como él que había sobrevivido a tantas mañanas como ésa. Durante cincuenta v seis años -desde cuando terminó la última guerra civil- el coronel no había hecho nada distinto de esperar. Octubre era una de las pocas cosas que llegaban.

Su esposa levantó el mosquitero cuando lo vio entrar al dormitorio con el café. Esa noche había sufrido una crisis de asma y ahora atravesaba por un estado de sopor. Pero se incorporó para recibir la taza.

 

-Y tú - dijo ( - ).

-Ya tomé - mintió el coronel- ( - ; tomar el cafe - ). Todavía quedaba una cucharada grande ( ).

En ese momento empezaron los dobles ( ). El coronel se había olvidado del entierro ( ). Mientras su esposa tomaba el café ( ), descolgó la hamaca en un extremo ( ; colgar - ) y la enrolló en el otro ( ), detrás de la puerta ( ). La mujer pensó en el muerto ( ).

-Nació en 1922 dijo - ( 1922 - ). Exactamente un mes después de nuestro hijo ( ; exacto - ). El siete de abril ( ).

Siguió sorbiendo el café ( ) en las pausas de su respiración pedregosa ( () ; piedra - ). Era una mujer construida apenas en cartílagos blancos ( ) sobre una espina dorsal arqueada e inflexible ( ). Los trastornos respiratorios la obligaban a preguntar afirmando ( ; trastornar , ; los trastornos , ). Cuando terminó el café todavía estaba pensando en el muerto ( , () ).

Debe ser horrible estar enterrado en octubre -, dijo. ( () ; tierra - ) Pero su marido no le puso atención ( ; poner atención - ). Abrió la ventana ( ). Octubre se había instalado en el patio ( ()). Contemplando la vegetación que reventaba en verdes intensos ( , ), las minúsculas tiendas de las lombrices en el barro ( ), el coronel volvió a sentir el mes aciago en los intestinos ( , ).

 

Y tú - dijo.

Ya tomé - mintió el coronel-. Todavía quedaba una cucharada grande.

En ese momento empezaron los dobles. El coronel se había olvidado del entierro. Mientras su esposa tomaba el café, descolgó la hamaca en un extremo y la enrolló en el otro, detrás de la puerta. La mujer pensó en el muerto.





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