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Todavía el problema de Suez - dijo, leyendo los titulares destacados -. El occidente pierde terreno.




 

El coronel no leyó los titulares ( ). Hizo un esfuerzo para reaccionar contra su estómago ( , ). Desde que hay censura los periódicos no hablan sino de Europa ( , , , ( )), dijo. Lo mejor será que los europeos se vengan para acá ( , ) y que nosotros nos vayamos para Europa ( ). Así sabrá todo el mundo lo que pasa en su respectivo país ( , ; respectivo - ).

-Para los europeos América del Sur es un hombre de bigotes ( - ), con una guitarra y un revólver - dijo el médico, riendo sobre el periódico - ( ). No entienden el problema ( ).

El administrador le entregó la correspondencia ( ). Metió el resto en el saco y lo volvió a cerrar ( ). El médico se dispuso a leer dos cartas personales ( ). Pero antes de romper los sobres miró al coronel ( , , ). Luego () miró al administrador.

-¿Nada para el coronel?

El coronel sintió el terror (). El administrador se echó el saco al hombro ( ), bajó el andén y respondió sin volver la cabeza ( ):

-El coronel no tiene quien le escriba.

Contrariando su costumbre no se dirigió directamente a la casa ( ). Tomó café en la sastrería ( ) mientras los compañeros de Agustín hojeaban los periódicos ( ).

Se sentía defraudado ( ; un fraude - ). Habría preferido permanecer allí hasta el viernes siguiente ( ) para no presentarse esa noche ante su mujer con las manos vacías ( ). Pero cuando cerraron la sastrería tuvo que hacerle frente a la realidad ( ( - ) ). La mujer lo esperaba ().

-Nada - preguntó.

-Nada - respondió el coronel.

 

El coronel no leyó los titulares. Hizo un esfuerzo para reaccionar contra su estómago. Desde que hay censura los periódicos no hablan sino de Europa, dijo. Lo mejor será que los europeos se vengan para acá y que nosotros nos vayamos para Europa. Así sabrá todo el mundo lo que pasa en su respectivo país.

Para los europeos América del Sur es un hombre de bigotes, con una guitarra y un revólver - dijo el médico, riendo sobre el periódico-. No entienden el problema.

El administrador le entregó la correspondencia. Metió el resto en el saco y lo volvió a cerrar. El médico se dispuso a leer dos cartas personales. Pero antes de romper los sobres miró al coronel. Luego miró al administrador.

Iquest;Nada para el coronel?

El coronel sintió el terror. El administrador se echó el saco al hombro, bajó el andén y respondió sin volver la cabeza:

El coronel no tiene quien le escriba.

Contrariando su costumbre no se dirigió directamente a la casa. Tomó café en la sastrería mientras los compañeros de Agustín hojeaban los periódicos.

Se sentía defraudado. Habría preferido permanecer allí hasta el viernes siguiente para no presentarse esa noche ante su mujer con las manos vacías. Pero cuando cerraron la sastrería tuvo que hacerle frente a la realidad. La mujer lo esperaba.

Nada - preguntó.





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: 2017-02-25; !; : 306 |


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